viernes, 22 de julio de 2011

EL CABRITO Y EL SANCHO

Ya sé que es tarde y que esta entrega debí hacerla un día o máximo dos después del pasado sábado.

Y es que ese, fue un día triste y de agradecimiento hacia Jesús, "el Cabrito" Arellano y por supuesto Antonio Sancho. Pero al ser el primero Rayado y el otro Tigre, las comparaciones respecto a las ceremonias de despedida, que se hicieron el mismo día, no se hicieron sentir.

En la radio, quizá el medio de comunicación más popular en Monterrey gracias a los constantes programas de polémica futbolera, un aficionado le dice al conductor: "Para mi el Cabrito fue el mejor, el más grande que ha tenido la ciudad, el único regio sobresaliente, en cambio Sancho...". Claro, de qué sirve ensalzar al ídolo si de reojo no se ve al odiado rival agonizante, moribundo, babeando.

Y en otra llamada viene la réplica: "Si hay alguien pulcro, profesional y fiel a sus colores es Antonio Sancho". Cuestión de percepción porque tras su rostro amable, se escondía un medio de contención que metía duro la pierna y que era amonestado cada que pisaba una cancha.

Y así fue, los aficionados se enfancharon en una polémica inútil desde mi punto de vista, ni siquiera sabrosa para unas chelas. Que si Arellano no era todo un profesional por tener tatuajes y fumar (se les olvidaba decir que era un diablo para jugar) y por el otro lado Sancho era una persona seria (también futbolista, ¿eh?), conocedor del juego, filósofo y adjetivos por el estilo provocados porque usa lentes.
En este País eso da en automático el grado de un doctorado.

La realidad del pleito es que uno es Rayado y el otro Tigre.



Y se avecina para ambos, una temporada de alarido, que ni en fiestas ni homenajes se debe perder. Pero antes de caer en ese remolino, vámonos por partes y despacio.

Why are the young always in a rush? Never have the time to stop, to stop and smell the flowers.



¡Jesús! "El Cabrito"

Tengo dos memorias puntuales de Jesús Arellano.
La primera con la Selección Mexicana en el Mundial de Francia 98, cuando entró de cambio en el partido contra Alemania en Octavos de Final. Iban unos minutitos del segundo tiempo y ¡sorpresa!, ¡México ganaba 1 a 0, con gol de Luis Hernández!


La realidad, los alemanes no sabían qué diablos pasaba cuando un chaparrito de pelo corto (así lo usaba Arellano entonces) la toma atrás de la media cancha y la muestra a los rivales, como si dijera "esta bola es mía". Y luego se arranca el Cabrito cabrón burlándose a uno, a otro y a otro, ¡llega al área!, ¡va a tirar!... ¡palo! (http://www.youtube.com/watch?v=X5gvB-sJgvY)
La bola le llegó a un nacional que la recentró para Luis Hernández, quien sólo en el área, escupió un tirito que le llegó a las manos del arquero-guaradameta-portero alemán.
¡Damn!

Minutos más tarde los teutones nos empatarían y darían la vuelta gracias a los errores de Raúl Rodrigo Lara, americanista y villano nacional por excelencia para nosotros, los sufridos aficionados del Tri.
¡Doble Damn!

El otro recuerdo, es uno triste para mi y muy feliz para los Rayados: el famoso 4 a 1 en semifinales en el Universitario. Nos golearon, nos eliminaron, nos humillaron y Arellano jugó un partidazo, con gol y toda la cosa (http://www.youtube.com/watch?v=ZF2alp5QK68)

Quisiera elaborar más, pero mis dedos se niegan a seguir escribiendo.
Increíble, todavía duele.
Hasta siempre Cabrito.

El Sancho

No importara el técnico, la alineación, o la estrella en turno que jugara con Tigres: Antonio Sancho siempre fue el líder y muchas veces capitán del 11 titular de los Tigres.



Su palmarés no incluye torneos oficiales de la Selección Nacional, sólo jugó en Pumas y Tigres y ¡ah!, tenía, como jugador, un genio del carajo.

De él recuerdo ser pieza clave, junto a Fabián Cubero, de la contención felina con el equipazo de Nery Pumpido.

Su despedida el pasado sábado fue sobria, contra la UNAM, el equipo con el que debutó y con quien jugó los primeros 10 minutos del encuentro. Al medio tiempo, con su familia, le dio la vuelta al estadio y casi al finalizar el partido entró otros 10 minutos con los Tigres. Finalizando su carrera como jugador y empezando la de directivo con los felinos: será director deportivo.
Que por cierto, nunca entendí qué hace uno.
Ojalá que él, le de significado.

Así que aquí está un video sobre sus andananzas en el panbol nacional, delicadamente musicalizado con "Du Hast" de Rammstein (http://www.youtube.com/watch?v=k_rnrTO0ZDM)
¡Qué pop!


Y como colofón...

Mis entregas fallidas.
Aquellos textos que hice antes y que no pude publicar en el blog por: huevón, inepto, borracho, no apto para la tecnología y demás.
Son de tenis. relacionados a Wimbledon.

Ojalá les gusten:

El NÚMERO 1... CONTRA EL NÚMERO 1

1 de julio

Wimbledon no puede tener mejor desenlace.

Este domingo Rafael Nadal defenderá su título ante Novak Djokovic, en lo que promete ser una final de antología en el torneo de tenis de más tradición en el Mundo.
El partido por si solo es atractivo, pero hay tantos ingredientes alrededor de este par, que hacen del encuentro uno que promete ser el mejor del año. Así de sencillo.


Por un lado está Rafa, el español, el todavía número 1 del ranking mundial y actual monarca de este Grand Slam que intentará repetir lo que hizo Björn Borg varias veces: ganar primero en la tierra batida de Roland Garros y después en el césped sagrado de Wimbledon.

Es el mejor, el némesis de Roger Federer y el obstáculo infranqueable de todo tenista que se le atraviesa. No ha perdido en ese torneo desde el 2007, cuando cayó en cinco sets en la final contra el suizo.

Luego, está Novak Djokovic, Nole, el Djoker, el otrora tenista que imitaba a sus contrincantes en el vestidor (www.youtube.com/watch?v=9jYMOaRfB9E) y ahora, más serio, ahora se dedica a ganarles.

Solo ha perdido una vez este año, contra Federer en semifinales de Roland Garros y le ha ganado a Nadal este año en cuatro ocasiones: en las finales de los Masters de Indian Wells, Miami, Madrid y Roma (www.youtube.com/watch?v=QZgqzrHrnZQ). Es decir en cancha dura y arcilla, la favorita del de Manacor.

A partir de este lunes, sin importar si pierde la final, se convertirá en el número 1 del Mundo, pero.... es su primer final en Wimbledon y la presión podría hacerle una jugarreta al temperamental serbio.
Dato curioso: Nadal sí le ganó a Djokovic este 2011, en un partido de exhibición en Colombia (www.youtube.com/watch?v=EGxdGatMVxM).

¿Hay algo mejor para empezar el primer día de la semana?
No lo creo.
Voy con el Djoker en cinco sets.

Carajo

Los jugadores del TRI no entienden y alimentan y alimentan los programas de los especialistas (?) que están ávidos de notas negativas.

La que participaría en la Copa América era una selección mexicana sub 22, promesas del balompié nacional que se codearían en un torneo con figuras como Messi, Forlán, Robinho o Pato, entre otros.

Allí, cientos de visores y scouts europeos los observarían y en un golpe de suerte, a la Rafa Márquez, podrían emigrar a un club europeo y así transformar su vida y expectativas. El cielo era el límite.

Pero no, prefirieron hablarle a unas prostitutas ecuatorianas y las metieron en su hotel en Quito. Al día siguiente les robaron pertenencias en sus cuartos e indignados lo denunciaron, revelándose así que los chavitos habían metido mujeres de la vida galante en plena concentración.

El Chepo suspendió a ocho y al utilero, sin importar si fueron actores o solapadores.

Así, Marco Fabián, Jonathan dos Santos del Barcelona, Israel Jiménez, Néstor Vidrio, Javier Cortés, Jorge Hernández, David Cabrera y Néstor Calderón salieron por la puerta de atrás, perdieron la oportunidad de lucirse y estarán suspendidos por 6 meses del equipo tricolor.



Qué desperdicio.

¿Argentina, Brasil?

Ya empezó la Copa América. Y aunque Paraguay, Chile, Uruguay y hasta Colombia lucen fuertes, todo parece indicar que la gran final será entre Argentina y Brasil.

¿Y México? Creo, que con todo y los escándalos llegará a cuartos y tal vez, con suerte...
Mejor esperemos.

Nota a esta entrega: Pues ni Brasil, ni Argentina, ni México. Uruguay contra Paraguay, que por cierto llega a la final sin ganar un solo partido. Increíble.

WIMBLEDON

13 junio

Me acaban de robar el auto.
A punta de pistola, tres adolescentes se hicieron de mi auto y cartera afuera de una tienda de conveniencia justo después de comprar un six de cerveza para ver el partido de México contra Costa Rica en la Copa Oro.
Me acaban de robar el auto y sí, la situación en Monterrey es muy difícil.

Fue durante la tarde del domingo, 12 de junio y ese día la agenda deportiva era la siguiente: ver por dos horas el Sultanes de Monterrey contra los entonces superlíderes Broncos de Reynosa de la Liga Mexicana de Béisbol, que empezaba a las 5 de la tarde; luego el partido de la Selección Mexicana contra los ticos de LaVolpe que empezaba a las 7; y más tarde terminar de ver el sexto juego de la NBA entre los Mavericks y el Heat de Miami, donde finalmente ganaron los texanos logrando el título, su primero en la historia de la franquicia.
Pero me robaron el auto, la cartera y no pude ver absolutamente nada.

Y ahora, que escribo esto y que quiero platicarles del título de los Mavs, de la probable inocencia de los jugadores mexicanos separados del Tricolor por dopaje, del paso de la Selección en la Copa Oro, del probable fin del paro patronal de la NFL sólo pienso en dos cosas: mi auto robado y curioso... en Wimbledon.

Y cómo no hacerlo, si de la tierra batida de Roland Garros aún reverberan el partidazo de Roger Ferderer contra Novak Djokovic donde el suizo le cortó una racha de 43 triunfos consecutivos (41 este año) al serbio (http://www.youtube.com/watch?v=3ZRJv6LAIAg); luego, la final donde Federer también tuvo sus opciones ante Rafael Nadal (http://www.youtube.com/watch?v=xn7Wwph5KqU), quien confirmó es el rey de esta superficie, empató en títulos de Francia al sueco Björn Borg y se erigió como probablemente el mejor jugador defensivo de la historia; ¿y qué tal la campaña de Andy Murray quien, pese a que la arcilla no es su superficie predilecta, llegó a semifinales y con una pierna (la otra no servía) le compitió durante tres sets... y tres horas a Nadal?

Sí, quiero mi auto, pero más quiero estar viendo Wimbledon.
Allí, de seguro el "Djoker" le arrebatará el número uno a Nadal; Federer tendrá otra campaña que lo llevará a semifinales con opciones al título; Murray tendrá el apoyo y la presión del exigente público británico, aunque haga magia (http://www.youtube.com/watch?v=u7euMZ0L69g); ah, y Nadal, el campeón llegará hasta las últimas instancias y de ya, es el favorito para repetir.


Cuando se habla del tenis varonil, hoy en día sólo se mencionan estos cuatro nombres y les garantizo, no es nada aburrido.
Ellos, han sido los mejores del Mundo por varios años y están escribiendo una historia similar a la que redactaron John McEnroe, Jimmy Connors, Björn Borg e Ivan Lendl.
Bajo ninguna circunstancia se vaya a perder un juego de estos monstruos del sigo 21.

¿No me cree? Observe los links.

Me acaban de robar el auto.
Pero gracias a Dios existe Wimbledon para olvidarlo.

Nota a esta entrega: Mi auto jamás apareció, como Roddick tampoco lo hizo en este torneo.

miércoles, 13 de julio de 2011

"CAMPIONES" DEL MUNDO CARNAL

Tras la épica semifinal contra Alemania, los chavitos de la Sub 17 sólo tenían que confirmar la gesta. Sólo basta un triunfo sobre Uruguay en la final, ante más de 100 mil espectadores en el Estadio Azteca del Distrito Federal.
Nomás.

Para todos, el cuadro charrúa era de menor calidad que el de los germanos. Sí, le habían ganado a Brasil 3 a 0 en la otra semifinal, sin embargo no lucían, o al menos así lo decían los especialistas en la tele, tan fuertes como otros rivales del Tri en el mismo Mundial.

Sin embargo algo estaba mal.
Por un lado la cobertura de las televisoras, llevando a los televidentes historias de los jugadores nacionales, su traslado al estadio, reportajes sobre los hobbies de nuestros nuevos héroes y repitiendo constantemente la crónica del gol de chilena de Julio Gómez, "nuestro nuevo niño héroe", expresaba el comentarista que le tocó narrar el partido.

Pero también era la expectativa de todos nosotros. "¿Qué vas a hacer el domingo a las 6 de la tarde?", "nada, tal vez quedarme en casa", respondían los que dicen no gustar del futbol y que en secreto, y la tele con el mínimo de volumen veían a la Selección como pornografía.

Es verdad, toooooodos estábamos al pendiente, y por ello, tal vez la cosa podía revertirse. No olvidar que el rival era Uruguay, como pasó en el Mundial de Brasil en 1950, cuando todos anticipaban un triunfo carioca, periódicos, afición y hasta el Presidente, que los felicitó por su triunfo... ¡un día antes de jugar la final!
¿Y qué pasó? Que a 11 minutos del final Alcides Ghiggia metió el 2 -1 definitivo para Uruguay, enmudeciendo a casi 180 mil espectadores en el Estadio Maracaná de Rio de Janeiro. Se dice que después del partido hubo suicidios. A este hecho se le conoce como "Maracanazo".

¿Y habría Aztecazo? Las condiciones estaban dadas en explosivo coctel molotov: una afición deseosa de un triunfo, aunque sea en canicas; y medios televisivos echando leña al fuego de manera irresponsable y brutal.

Sí, los uruguayos eran 11, y los mexicanos, 110 millones. No era un duelo parejo.



Pero empezó el juego. El tenso trámite hacía que invocáramos aliados externos como la lluvia (que habría más tarde), la contaminación (que no había), y la altura de la Ciudad de México (que siempre está).
Pero no pasaba nada con los charrúas: seguían corriendo pero defendiendo y los nuestros, ignorando el pánico escénico corrían y tocaban ligeramente mejor, pero sin mostrar una superioridad que alimentara, ¿más?, el optimismo de todos.

Y llegó un centro, Fierro retrasa la bola y Briseño, nuestro central y capitán rebana la pelota y la mete. Minuto 30 del primer tiempo y ya hay promesa de que festejaremos a lo grande en hora y media después.
Pero los uruguayos, como los alemanes, tienen tamaños y estrellan dos balones en el poste, uno de Elbio Álvarez, el mejor jugador charrúa y otro de Juan San Martín, en el segundo tiempo.


Ya en el complemento pasaban los minutos, la altura ya hacía efecto en los sudamericanos, pero los nuestros aguardaban y cedían o a González, o a Espericueta, los de mejor manejo de balón, para salir con el esférico, lejos, muy lejos de nuestra área.

Y en casa, "rompan", "no, mejor toquen", "Suéltala", "quédatela", "escóndela", "tírala": todos conceptos contradictorios emitidos en la desesperación.
Va una máxima, saquen piedra y cincel: "Jamás esperes congruencia en los últimos minutos de un Mundial".

¿Y Julio Gómez? A nuestra momia tamaulipeca la guardaron porque todavía veía estrellitas. El doctor dijo no, pero había que placearlo antes del silbatazo final y así, tras el rugir del respetable salió al son de "Julio", "Julio", en un momento (¿Carta Blanca?) que hizo erizarnos los pelos. Corrió un rato, pasó por aquí, dio un toque por allá, pero el público estaba completamente extasiado. Yo también.

Tiempo de compensación, el árbitro otorga cuatro minutos, ¿o son 40?, ¿4 horas? Una eternidad para los mexicanos. De pronto una descolgada, se la tocan a Giovanni Casillas, ¡va a tirar!, ¡va a tirar!, ¡tiraaaa! ¡GOOOOOOOOOL!

¡¡¡El 2-0, la final, el Campeonato Mundial, la consagración, la expiación de los
pecados, el pretexto para tomar y tomar más de la cuenta!!!



Llega el final y los consabidos festejos. Por allí, un reportero le hace una entrevista interminable a Julio Gómez mientras él contesta lo mismo; le pregunta otra cosa y sigue con lo mismo. Vamos, pregúntale sobre el clima, la radiación en Japón, cualquier cosa y te contestará lo mismo.

Y de pronto, gracias a Dios por lo largo de esos minutos en cámara, entra a cuadro Steffen Freund, entrenador alemán y otorga una palmada en el rostro de Julio Gómez, reconociendo así al Balón de Oro de la competencia, al valiente jugador que estrelló su cabeza hasta quebrarla buscando un gol, al güerco que con una chilena en el último minuto, les arrebató lo que muy probablemente hubiera sido un campeonato alemán.

Bello detalle.

domingo, 10 de julio de 2011

La Chilena

México vence en final de cuento a los alemanes por 3 goles a 2 en la semifinal del Mundial Sub-17

Se suponía que todo se repitiría.
Que el tricolor, sin importar la categoría, o el lugar donde jugasen, quedaría corto contra Alemania.
Después de todo, ellos tienen una liga más poderosa que la nuestra, un futbol más "avanzado"; pundonor o espíritu de lucha que adquieren desde la mismísima concepción; son rubios, son altos y vaya, hasta más guapos que nuestros guerreritos, tan desnutridos e indisciplinados.

Al principio, un gol tempranero de Julio Gómez, al que más tarde le apodarían la "momia", por el vendaje que se le aplicó.
No pasó mucho hasta que Samed Yesil empató por los teutones. Era el minuto 10 y un enorme "gulp" nos teníamos que tragar todos los que torcíamos por los verdes. Más tarde, en ese primer tiempo, los germanos practicaron una suerte de tiro al blanco al arco tricolor y la idea de que tal vez no se fuera a pasar a la final del Mundial en el Azteca cruzó por la cabeza de todos.
Pero gracias a Dios, todos los primeros tiempos tienen 45 minutos, el reloj los marcó y ambos equipos se fueron a resguardar del calor de Torreón, al son de un 1 a 1.

En la transmisión que me tocó ver, TDN, leían una bola de twitters donde la afición expresaba su escepticismo (los menos, yo incluído) y su pesimismo (los más).
Se acordaban de los Cuartos de Final en Monterrey, en el México '86, cuando anularon un gol al "Abuelo" Cruz y perdimos en los malditos penales. Allí, nuestro portero, Pablo Larios Iwasaki voló en todas direcciones, espectacular, pero no paró ni un méndigo disparo alemán y luego, Fernando Quirarte y Raúl Servín nos demostraron que no hay que tirar penales cuando las piernas tiemblan. Es peligroso y el jugador casi siempre falla. (http://www.youtube.com/watch?v=WkoHR2DLsCU)

¿O qué tal el 2 -1 que nos hicieron en los Octavos de Final en Francia '98? Allí, el Tri de Lapuente ganaba 1 a 0 en el segundo tiempo. México tuvo el segundo en los botines de Luis Hernández, pero nada pasó. Los alemanes empataron con Klinsmann y sobre el final nos ganaron con un remate de Stefan Effenberg.
(http://www.youtube.com/watch?v=swmQHEIdD_g) Ambos tantos, cortesía de errores de uno de los innombrables del 'panbol' nacional: el americanista Raúl Rodrigo Lara, de quien también se recuerda su intento de agarrarse a trompos con Ricardo La Volpe en un tristísimo partido de nuestra liga local.

En fin, la vibra era mala. Si ellos no pudieron, ¿qué iban a poder hacer estos chavitos que apenas y sí pueden sostener el uniforme de lo flaco y frágil que se miran por televisón?. Y eso que ésta engorda ocho kilos, dicen las modelos y conductoras.

El segundo tiempo fue diferente, mejor.
Los mexicanos salieron a tocar y a tocar. Lo hacían tan bien que provocaron que el técnico alemán, Steffen Freund, nos diera a los mexicanos una clase de cómo hidratarnos al ver un partido futbol: él abría botes y botes de agua; mientras yo abría y abría latas de cerveza.

Y cuando mejor jugaba México, lo típico: Emre Can toma el balón y se quita a uno, y a otro, y a otro, ¿quién lo detiene? La policía de Torreón está muy lejos y no puede ingresar al campo para arrestarlo y regresarlo a Berlín. Sólo queda el portero que, después de que le disparan se tira en forma dramática, á la Larios, y como él, no pudo detener el balón: al fondo de las piolas, es el 2-1 alemán, al parecer el definitivo.
Después Raúl Gutiérrez, el técnico nacional, se vuelve loco y realiza tres cambios al mismo tiempo.
Y en las casas de este País, el consabido 'se los dije'. En la derrota somos como los griegos o romanos, nadie nos vence en filosofía.

Y sobrevino el milagro, lo inaudito, el tan mentado "fua".
Los verdes, más a empujones que con buen futbol lograron un tiro de esquina. Había peligro, o tal vez algo de peligro, ya que los alemanes miden seis metros de altura y los nuestros apenas y pasamos del metro y medio. Cuando menos así se veían en aquel momento.
Entonces, el orejón Jorge Espericueta, la promesa de Tigres, al que algunos ya le llaman "Dumbo", por el tamaño de sus parabólicas lanza un centro cerrado, pasa entre pinos alemanes y matorrales mexicanos: Julio Gómez, el de Pachuca, quien dejó su natal Tampico a los 12 años para "hacerla en el futbol" brinca y estrella su maceta contra la testa de un alemán, no alcanza el balón, se rompe la crisma, pero no importa, la pelota entró. ¡Gol Olímpico! La locura en Torreón y frente a todos los monitores que estaban encendidos en el territorio nacional.
Habíamos (todos, incluyendo diputados y senadores) empatado a 2 con los alemanes.

Se acercaba el final, México estaba con un jugador menos mientras vendaban a Julio que seguía sangrando. Finalmente mareado, con las piernas temblando, se acerca a la línea y pide su ingreso a la cancha. El árbitro se acerca y se fija que no salga nada de sangre de su turbante hindú y acepta que el tamaulipeco siga en la pelea.
Si a Rocky lo dejan continuar en cada una de sus películas, por qué a él no.

Los aficionados respiramos, ya somos 11 contra 11, aunque Julio no sepa ni cómo se llama, por qué está vendado, o qué deporte es el que se juega.
Y otra vez, a empujones México consigue oootro tiro de esquina. Esta vez nuestro héroe, camisa número 8, no se va al área chica para buscar el remate. No, se queda atrás, más que esperando un balón, para no ser golpeado por algún ingrato alemán.Además faltan dos minutos para que se acabe el partido, o tal vez uno.

Espericueta centra, peinan la bola y ¡sí!, ¡oh, sí! la bola se dirige hacia Julio Gómez. ¿Pero qué va a hacer?

Nada. Sólo aventarse una chilena, que cruza el balón por todo el área alemán, pega en la base del poste contrario y se mete. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡GOOOOOOOOOL!!!!!!!!!! México gana 3 a 2 y va a la final del Mundial en el Estadio Azteca contra Uruguay. (http://www.youtube.com/watch?v=E-o-43QE4sA)

Lo que pasó después entre la afición fue confuso: “¿Qué hiciste cuando cayó el gol?”, “Lloré, ¿y tú?”, “me abracé de mi peor enemigo, ¿y tú?”, “no me acuerdo de nada”.

Así pasa cuando las expectativas rebasan lo golpeado del ánimo nacional.